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Cambio amplio vs. específico

Algunos psicoterapeutas creen que los cambios serán estables y duraderos siempre y cuando se aborden áreas centrales y profundas de la vida de las personas: cambios en la estructura familiar, en la personalidad, en el estilo de vida o en el carácter.

Marta, de 16 años, diagnosticada de anorexia nerviosa desde hace tres. El terapeuta se plantea, como objetivo de la terapia, reforzar el subsistema parental, ya que hace tiempo que la relación entre los esposos no es buena por no dedicar el suficiente tiempo a ellos mismos. Se pretende que hagan más cosas en común para evitar que la madre esté constantemente encima de Marta, a la vez que se fomenta una relación de apoyo entre las hermanas para evitar que compitan entre ellas como lo vienen haciendo desde hace años.

Se asume que el camino para modificar la conducta de Marta, para que resulte un cambio duradero y significativo, es incidir en la estructura familiar, dado que el terapeuta piensa que está en la base de los problemas que tiene con la comida. Es el sistema en su conjunto el que se halla “enfermo” y, lógicamente, los cambios sólo serán auténticos si se producen en la totalidad del sistema, es decir, cuando los miembros de la familia encuentren un modo de relacionarse que no tenga la necesidad de un “chivo expiatorio”. Abordar específicamente la conducta anoréxica será probablemente ineficaz, cuando no peligroso, por tratarse de un síntoma cuya función es mantener la homeostasis del sistema familiar. ¡Es lamentable que una adolescente tenga que jugarse la vida para salvaguardar el preciado tesoro de la homeostasis familiar!

De igual modo, otros psicoterapeutas pretenden amplios cambios en aspectos intrapsíquicos referidos a una sola persona.

Yolanda tiene 35 años. Acude a consulta después de ser despedida de su trabajo por sustraer una importante cantidad de dinero que posteriormente ha gastado en el bingo. Cuenta que es  incapaz de mantener relaciones afectivas duraderas y que éstas son en ocasiones muy complicadas. También explica que cuando va a una fiesta o celebración no puede dejar de beber: una vez que toma la primera copa continúa hasta la embriaguez. El objetivo de la psicoterapia se plantea en términos de ayudarla a descubrir los “verdaderos” motivos que provocan sus conductas. Presumiblemente el “insight” que supone el análisis y la elaboración de los conflictos inconscientes aumentará el control de sus impulsos adaptándolos a la normativa social.

Los terapeutas que apuestan por cambios amplios lo hacen con el convencimiento de que es el camino más seguro, aunque a veces no el más corto, para llegar a la resolución del problema. El intento de cambiar algo sin modificar sus causas subyacentes, ya sean intrapsíquicas o interpersonales, no parece lógico. Es necesario que se modifiquen las causas que la producen o que desaparezcan los motivos que la impiden. El único inconveniente es que la modificación de tales causas supone intervenciones amplias y generalmente costosas. Los cambios pequeños o de un aspecto particular del comportamiento no se consideran estables. Lo importante es cambiar los mecanismos subyacentes a los síntomas, de otro modo no se puede obtener un cambio “real”.

La Teoría General de los Sistemas propone que “un cambio energéticamente insignificante en ps provoca un cambio considerable en el sistema total” (von Bertalanffy, 1968, p. 73) Se entiende que ps es un elemento cualquiera del sistema. Algunos psicoterapeutas consideran que este principio es el eje central en su enfoque. Así, un cambio mínimo en la conducta personal del individuo afecta a la totalidad del sistema, provocando que nada siga igual.

Luis, de 28 años, consume heroína desde hace doce. En este momento obtiene el dinero que necesita para mantener sus niveles de consumo mediante hurtos o mendicidad. Vive en la calle, pues la familia le ha echado de casa, por última vez, hace 6 meses. Se presenta desaseado, con la ropa sucia y barba de varios días. Se pauta metadona a dosis altas. Al mes de tomarla se pueden observar importantes cambios en su estilo de vida: vuelve a vivir con su madre, acude al centro aseado y muy bien vestido, realiza gestiones para acceder a un trabajo normalizado y ha decidido no volver a ver a sus compañeros anteriores.

Este caso pone de relieve cómo un cambio mínimo -consumir metadona en lugar de heroína- contribuye a que la persona tome decisiones, cambiando aspectos de su vida no tratados directamente en las sesiones de psicoterapia. A veces, los cambios pequeños se desarrollan y amplían a modo de la pequeña bola de nieve que se echa a rodar montaña abajo, como lo expresó M.H. Eriksson (O’Hanlon, 1989).

Numerosos terapeutas interesados en las intervenciones breves se plantean al comienzo del tratamiento metas concretas y asequibles. Tal vez, consideran que sus posibilidades para producir cambios aumentan en la misma medida en que reconocen sus limitaciones para abarcarlo todo. Prefieren trabajar para conseguir cambios mínimos confiando en las habilidades de sus clientes para ampliarlos.

En ocasiones, el psicoterapeuta se conforma con trabajar para mejorar algunos aspectos parciales y muy limitados de la vida de un paciente cuyo problema no es abordable en su conjunto.

Oscar, un niño diagnosticado de autista, tiene 14 años, y está escolarizado en un centro de educación especial en el que nunca le han oído pronunciar una sola palabra. Con su madre hablaba con absoluta normalidad hasta hace seis meses que ha dejado de hablar totalmente con ella; además no se relaciona ni juega con sus compañeros de colegio. En ningún momento se plantea como objetivo psicoterapéutico la “curación” del autismo. Ni la madre, ni los educadores, ni mucho menos Oscar hacen tal demanda. Teniendo en cuenta las limitaciones del caso se trabaja en psicoterapia para conseguir que Oscar participe junto con sus compañeros en las actividades de su centro escolar, vuelva a hablar con su madre, y, si es posible, amplíe el círculo de personas que alguna vez le han escuchado hablar.

Porque como afirma R. Adrey “Mientras perseguimos lo inalcanzable hacemos imposible lo realizable.” (Watzlawick et al., 1982, p. 71).

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  • O’Hanlon, W.H. (1989). Raíces profundas. Principios básicos de la terapia y de la hipnosis de Milton Erickson. Argentina: Paidós.
  • von Bertalanffy, LV. (1968). General System Theory. Foundations, Development, Applications. New York: George Braziller. (Teoría General de los Sistemas. Madrid: F.C.E.)
  • Wazlawick, P.; Weakland, J.H. y Fisch, R. (1982). Cambio. Barcelona, España: Herder.